martes, 28 de diciembre de 2010


Abraza el verano a la isla Centenario y la juventud con calor se paga. La juventud del caserío se paga con la ausencia de árboles y por consecuencia de sombra.
Sensación térmica: cuarenta grados. La isla está desierta. El único sonido que se puede oír en la vereda es el de los “aire acondicionado”. Cada poblador está encerrado en algún lugar de su casa que le resulta más fresco. El que no dispone de la tecnología Split, trata de sobrevivir con los ventiladores.
La isla arde. El hormigón quema. Los techos de chapa se calientan, se retuercen, crujen. Las paredes de ladrillo hueco, llenas de aire, se calientan. Las puertas de chapa son difusores térmicos. La isla está encerrada. Cortinas, medias sombra, aires, ventiladores, abanicos… lo que venga. En las piletas de lona el agua esta para cebar mate. En los tanques… en los tanques no hay agua.
Abrasa el verano en la isla y al clima se le suma la desgracia subterránea. Los caños de agua solo traen un hilo del precioso fluido. Y mientras tanto… mientras tanto algún vecino poco cuidadoso desagota la pelopincho porque tiene un poquito de tierra, y la vuelve a llenar. Mientras tanto la municipalidad manda a regar las calles. Regar las calles, como si fuera necesario, como si sirviese de algo. Regar las calles es tirar agua sobre la tierra ardiente para que se evapore y despida más calor. Regar la calle arguyendo que es para que no haya polvareda. Bien, con la polvareda se sobrevive, con la sequía NO.
Dicen las lenguas que se avecina un verano seco, con lluvias que son pura cháchara. Habrá que decidir si queremos vivirlo removiendo la tierra de los muebles todos los días, o con los muebles limpios y los tanques vacíos. Habrá que decidir que es mejor, si cambiar el agua de la pelopincho todas las semanas, o comprar un filtro y hacer que dure todo el verano.
Abraza el calor en mi isla, y me pregunto si don Higinio tendrá agua en su casa… y sabrá que no tenemos agua. Me pregunto por qué hace regar las calles.
El mundo entero ha hecho un gran avance en la conciencia sobre la preservación del agua potable. Pero olvido que esta es nuestra isla. La isla donde nada nos interesa sobre el mundo entero. La isla donde pensamos que nada cambia, que nada de lo que pasa afuera nos va a llegar a nosotros. Porque todo los vemos por la tele.
Esto ya no es la isla Centenario, es una isla más grande; un conjunto de islas, ¿un archipiélago tal vez? En nuestro isleño planeta vivimos creyendo que a tanto crecimiento demográfico no le corresponde tal vez otro tanque de agua… o un mayor cuidado del recurso..?? Ahorrar agua ya no es cosa de ambientalistas, sino de sentido común. Isleños de la tierra, la broza, el ripio y el asfalto: ¿se han puesto a pensar en eso?
En la isla Centenario pululan los aires acondicionados, se secan los tanques en los techos de las casas, se hierven las piletas, jadean las mascotas, se encierran los nativos… y el agua falta.
FALTA como hace tres días.

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