MIS ESCRITOS

Este es un ensayito que escribí al volver de mi viaje de egresados en el 2005.
Seamos sinceros, hay muchas formas de ver una noche de boliche. Les ofrezco una mirada escrutadora y crítica, para reírse un rato de las verdades de la vida.
MOVIDA NOCTURNA BARILOCHENSE
CUESTIÓN DE QUÍMICA
Esa clásica frasecita que parece salida de una jerga callejera, en realidad tiene un fundamento. Cuando hay química entre dos personas, en realidad hablamos de química, más específicamente de emisión y recepción de hormonas; y no solo de afinidad. El tema es que a veces la química se vuelve un poquito molesta. Por ejemplo: cuando uno está encerrado en un antro del descontrol. Primero se nota la aparición de la adrenalina, emoción, euforia... Pero cuando se mezcla con la feromonas viene el problema, porque las feromonas son las que atraen al sexo opuesto. Entonces el lugar se transforma en un mar de hormonas y confusión... Que las feromonas, y las adrenalinas y las endorfinas que ponen a todos contentos y andá saber que otras más.
Quién es quién, qué hacen y por qué: no lo saben. Las luces ciegan a las miradas desprevenidas, y solo el más atento y el que resista a los engaños de la química biológica puede detenerse a observar un poco, y tratar de comprender lo incomprensible. Yo intenté con todas mis fuerzas comprenderlo, pero no pude, no se si algún día podré.
¿Los une algún sentimiento? o es tan sólo una marea de enzimas que brotan desde cada uno para inundar el aire de una extraña mezcla de aparente alegría, locura y atracción. Todos parecen ser uno sólo aunque no se comprendan, aunque no se conozcan, aunque tal vez jamás vuelvan a verse, aunque ese momento de sus vidas algún día quede enterrado como parte de un pasado insano.
Se preguntarán a qué me refiero...
Estoy hablando de los tan concurridos boliches, discotecas, y etcéteras de cómo se llamen. Mi experiencia dentro de los boliches fue esa, la de encontrarme dentro de un lugar al que no pertenezco, rodeada de personas víctimas del descontrol.
“...been diferent it’s a sin, so you don’t stand out, but you don’t fid in”Hanson (ser diferente es un pecado, así que no estás afuera, pero tampoco encajás) ¿Cómo se hace para escapar de un lugar en el que estamos obligados a mantener la presencia, pero sabemos que no es para nosotros? Cómo salir corriendo de un universo extraño sin que los demás piensen que uno está loco; aunque igual lo piensan al ver que nos sentimos raros, al saber que no encajamos. Si estás al margen sos raro, si te vas sos raro; y si tratás de estar, también, porque no te sale.
DIVINÍSIMA LA COMEDIA
Alguien podría llegar a explicarme ¿en dónde está la gracia de encerrarse en un salón abarrotado de gente, sin oxígeno, muertos de calor, cegados por luces que nos hacen creer que las cosas aparecen y desaparecen, siguiendo todos el mismo pasito tonto en cada canción, pareciendo cardúmenes mal sincronizados... y encima borrachos?
Si alguien me da una explicación razonable, sería un vuelco histórico...Aunque no creo que eso llegue a pasar.
Me podrán decir que está bueno ir a divertirse con amigos y bailar, y conocer gente.... Pero... ¿me darían la exacta definición de esas actividades? Yo ya tengo las mías:
Divertirse con amigos: o sea, llegar en banda, hacer una vaquita para comprarse un balde alcoholizado, estar todos prendidos en ronda sorbiendo quién sabe qué mejunje y terminar al otro día con la cabeza llena de tambores y el hígado en el inodoro. ¡¡¡¿¿¿???!!!
Bailar: dar saltos y mover los brazos de manera pseudo-rítmica y totalmente descoordinada debido a efectos varios (tragos, anoxia, patadurez crónica) tratando de seguir al cordineta que “inventa” la coreografía y le cambia los tiempos y secuencias conforme el DJ cambia de canción. Sin olvidarnos de que a cinco metros hay otro grupo con otro líder que hace lo mismo, y nosotros pensando que el cordi de verdad sabía bailar.
Conocer gente nueva: ver como tus compañeros de grupo se van alejando en su cacería de seducción y te quedás sola planchando. O peor, te quedás sola y tus amigas están muy ocupadas acaramelándose con algún extraño a treinta centímetros de vos. Y encima después encontrarse diciendo “tragame tierra”, porque ahí viene un pesado que te quiere chamuyar y te saca a bailar un tema de reaguetón horroroso que habla de combustibles... Y al rato resulta que atrás del pesado que hace cien mil maniobras para robarte un beso vienen cuatro pesados mas que son los amigos y te encierran en un incómodo abrazo colectivo al ritmo de un tema de rock nacional.. Y todos saltan y se chocan y una mina te clava el taco aguja en la zapatilla, te pisás el jean que te queda largo y aunque en ese momento no te das cuenta, cuando vuelvas al hotel te vas a encontrar conque tenés todo el pantalón sucio, pegoteado, mojado y un tremendo moretón en el empeine.
Sí señor, es re-divertido salir a divertirse con amigos, bailar y conocer gente nueva.
LA ODISEA CONTINÚA
Cuando te zafaste de la convulsión mirás a tu alrededor y no encontrás a nadie. NADIE.
¿Las chicas? ¿Qué cuernos se hicieron las chicas?!!! Después te vas a enterar de que estaban en algún escondrijo donde hay tranquilidad haciendo sociales con gente nueva. ¿Y los chicos? Esa respuesta es más obvia: están acodados en la barra. Y los que no, haciendo sociales o buscando alguna chica interesada en socializar.
Entonces se te da por ir al baño... ¿por qué? porque en el baño no se sienten tanto las vibraciones de los graves que están altísimos, la luz es un simple fluorescente, y lo más importante, no hay nabos casanovas en el baño. Pero para llegar al baño hay que atravesar la pista... Ja! Humoorrrr negggrrro!!!
En la pista se te prende de la cintura un pesado que quiere hacer trencito con destino al VIP, y te susurra al oído “¿de dónde sos preciosa?” y vos le decís “de muy lejos, cerca de donde no te interesa”, el pibe se enoja, te dice mal humorada y por fin se va a usurpar las cinturas de otras. Cuando llegás al baño... paz.... Aunque esté saturado, lleno de chicas que se arreglan el peinado, se retocan el labial que les corrieron en alguna sesión de sociales y todo eso; no te importa. Hay cola para usar los toiletes, ¿y qué?, al no haberte bajado veinte litros de cerveza no tenés ni ganas de hacer pis. Como no se puede ir al baño a no hacer nada, te humedeces el pelo, que se te había parado de puntas con el revoltijo, los roces y los pesados que te hacían poner histérica. Y te vas, ya más tranquila...
Caminás lo más pacíficamente que podés teniendo en cuenta el contexto, hasta que en el umbral de una escalera hay un vivo y dos aprendices que te avisan que para pasar hay que pagar peaje, la tarifa, un pico. Entonces pensás: qué te conviene más, si darle vuelta la cara de una piña o ir por el otro camino... Y te decidís por el otro camino.
Cuando llegás al lugar de tu grupo, ves que algunos de los desaparecidos regresaron. Y te empiezan a reclamar: dónde te metiste, te buscamos por todas partes, qué andabas haciendo.... bla bla bla. Y te preguntás a vos misma “¿esos cuestionamientos no las tendría que hacer yo?” Pero no te dan tiempo. El animador toma la palabra y llega el momento cursi de la noche. Toda una retrospectiva de los temas que estuvieron de moda durante tu secundaria, para terminar en un discurso trillado sobre los amigos, y disfrutar del viaje y no me arrepiento de haber venido hasta acá, y terminar abrazados cantando una canción de los Enanitos Verdes. Y tus amigos lloran a moco tendido y te dicen gracias por estar conmigo, y gritan que extrañan a los papis y les agradecen por el viaje a Bariloche. Y cuando los Enenos terminan de repetir el ultimo no importa nada más, el DJ larga una cumbia, y todos se secan los mocos, y se olvidan de los papis (y de vos) y se siguen emborrachando y vuelve el descontrol, y los sociales, y vos te volvés a quedar sola a merced de los pesados preguntándote si sos el único bicho raro que actúa como persona normal.
Entre tanto aburrimiento terminás recostada a la pared del pasillo de la salida de emergencia, donde nunca hay nadie, observando ese cuadro surrealista al que llaman gente pasándola bien. Y entre que mirada observadora va y viene algún intento de Don Juan que anda en busca de presa se cruza con tu mirada... y arremete. Se abre paso entre la gente, y lo ves que se acerca, y se acerca, y te mira fijo... Y cuando llega, con esa suspicacia y la mirada sexy, y parece que te va a decir mi nombre es Bond.... James Bond, escuchás en un tonito de soy un winner matador “Hola ¿por qué estás sola? ¿de donde sos?” Y ya tiene preparada la siguiente frase con el espacio a llenar de acuerdo a tu origen “me dijeron que las entrerrianas son las mas piolas...” y te preguntás que es lo que ese tipo considera piola, y le pedís una explicación... “digo, que les dan bola a los chicos”, te contesta. Y entonces viene un discurso que te nace de adentro: Nene, te equivocaste mucho, no viniste a dar con la entrerriana más piola...
- O sea que no me vas a dar una oportunidad? – pregunta meloso
- No.... – le contestás
- Segura, nada nada..???
Y ahí no respondés solamente movés la cabeza al tiempo que pensás: NO pibe NO!!, que no ves que te estoy fulminando con los ojos??? Que si tuviera vista de rayos láser ya parecerías un pollo al espiedo!!!!
Y entonces después de unos segundos de ardua sinapsis en esas neuronitas asfixiadas y borrachinas, entiende la negativa y se va. Y cuando se va mirás el reloj, y ya son las tres ¡Gloria aleluya! ¡Aplausos al señor! Ya es hora del primer colectivo.
Corrés con destino a la puerta buscando al coordinador... ¿Y el coordinador dónde está? Te entra la sospecha de que también ande haciendo sociales. Pero justo en el medio de la desesperación lo encontrás, van al hall del boliche, esperás a que llamen al chofer, subís al colectivo y de vuelta al hotel. ¡¡Que lindo es el aire fresco!! Pedís en recepción la llave del cuarto. Entrás, y está vacío, estás sola, tus compañeras se quedaron en el océano enzimático, y vos estás cansada, te duele la cabeza, morís de hambre y tenés encima una baranda a cigarrillo que ni te aguantás. Así que te pegás una merecida ducha tibia, que te saque esa baranda y te descontracture el cuello después de pasar tanta angustia; bajás al bar, comprás un sándwich y un agua mineral, y después de la merienda noctámbula te vas a dormir con la esperanza de lograr soñar con los angelitos.