miércoles, 4 de octubre de 2006

UN MOMENTO DE REFLEXIÓN



A mi Amigo del Alma: Dany.

DISERTACIÓN
La ausencia es un factor determinante en las amistades.
La ausencia reafirma los sentimientos. Cuando un amigo falta, nos damos cuenta si en verdad lo necesitamos, si lo extrañamos, si en verdad es un amigo.
La ausencia socava fosas abismales, y no las vemos hasta que caemos. Cuando los amigos regresan de su ausencia ya no es lo mismo. ¿De qué le hablo? ¿Qué le cuento primero? ¿Tengo algo para contarle? ¿Le interesarán mis cotidianeidades? Si antes compartíamos la vida entera ¿por qué ahora nos cuesta tanto compartir algún que otro comentario de los pormenores sucedidos? ¿Tan difícil es construir un mundo aparte para cuando estamos juntos?
La ausencia crea vacíos.
La semana pasada lloré hasta que se me resecaron los ojos, pero mi amigo estaba lejos. No se enteró, no tuve un hombro en el cual recostarme, ni nadie secó mis lágrimas...
El martes él se volvió a enamorar, y yo no estuve para ver la felicidad en su rostro; ni el brillo ilusionado que hace tanto tiempo había perdido su mirada...
Hace un mes fue mi cumpleaños, y él no estuvo para saludarme y compartir un rato de distracción conmigo...
El verano pasado le sucedieron muchas cosas, sufrió y entristeció. Y yo no estaba para abrazarlo, para decirle que todo pasaría, y que la vida continúa...
En este momento me está abrumando la nostalgia, y él ni siquiera lo imagina.
La ausencia es parte determinante de las grandes amistades.
Si sobreviven a la ausencia, sobreviven a todo.




Piénsenlo... y diganme que no es cierto.
DOGMA
Es así: las cosas no siempre salen como las planeamos.
Está comprobado: tanto la tristeza como la felicidad son sentimientos efímeros.
Es muy probable que nos pasemos la vida buscando el verdadero amor.
Es imposible descifrar todos los misterios del universo.
Son incontables: las estrellas en el cielo, los granos de arena, las gotas de rocío y las hojas en vuelo otoñal.
Siempre es igual: vivimos creyendo que el mundo es indestructible.
Nunca sabremos a qué hora llegará el ángel de la muerte.
Está dicho que la paz mundial jamás caerá del cielo.
Es una pena que los manejos de poder dictaminen el porvenir de las naciones.
Sólo la esperanza sabe contentar a los cansados corazones.
Es así: no tenemos la capacidad para controlarlo todo.
Está comprobado: los cambios no suceden con sólo imaginarlos.

No hay comentarios.: