miércoles, 21 de marzo de 2012

YO TE QUIERO IGUAL...


Mientras transito apaciblemente las calles de mi pueblo me pongo a pensar....Paraná y yo hemos tenido siempre una relación amor-odio. De esas en las que un día la quiero y otros días no tanto. Y siempre un amor por interés, por las actividades, por lugares, por personas, pero nunca por amor así porque sí.En cambio con mi Hasenkamp, es como con la familia: Uno simplemente los quiere. A veces uno no tiene ganas de quedarse en el pueblo, porque necesita otro aire (aunque esté más sucio), porque necesita ver otra gente (aunque no la conozca) porque necesita hacer otras cosas...Sin embargo, al final de cuentas, la raiz lo llama a uno... y se vuelve. Para caminar por el medio de la calle, para saltar charcos con agua y barro, para saludar a la gente en la vereda, para ir a la panadería o al super y pedir fiado! Uno vuelve para transitar las calles en bici con total lentitud y despreocupación. Uno vuelve para ver niños jugando en la calle, yendo y voliendo solos de la escuela (y caminando). Dicen que cuando el pueblo es chico, el infierno es grande. Pero, como no creo en el infierno, poco me importan esos refranes. Y así como por naturaleza uno esta programado para soportar hermanos berrinchudos, o padres cargosos, o amigos alocados (que uno mismo elige), porque se los QUIERE y MUCHO... Así tambien se quiere y añora a la tierra en donde se nace, donde uno creció y jugó en libertad; donde no importó la hora para andar afuera...Yo vuelvo al pago, porque es mío y lo quiero. Y aunque a veces le soy infiel y me voy a la ciudad; el pueblo siempre me espera... porque sabe que allá nunca tendré la misma PAZ.

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